“La vida, al final, no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento… y muchos de ellos suceden en verano.”
Maya Angelou
En verano todo cambia. El ritmo se vuelve más lento, los días parecen alargarse y estar al aire libre se convierte en nuestro lugar favorito. Porque en verano nos apetece vivir fuera: desayunar en la terraza, charlar en el jardín mientras cae la noche o pasar la tarde junto a la piscina. El buen tiempo convierte cualquier rincón exterior en el lugar donde queremos estar.
Y es que, aunque no todos tengamos una casa frente al mar ni hectáreas de terreno, siempre podemos encontrar maneras de sacar el máximo partido a lo que tenemos. Por eso hoy compartimos algunas ideas para inspirarte, para que dejes volar la imaginación… y, por qué no, pongas algo en práctica este verano.
Jardines que invitan a quedarse
Un jardín bien pensado es un lugar al que apetece volver una y otra vez. No se trata solo de plantar flores o mantener el césped impecable, sino de crear un espacio con el que te identifiques. Por ejemplo, los jardines mediterráneos, con olivos, lavanda, romero y caminos de piedra clara, transmiten calma y conexión. También los diseños más contemporáneos, de líneas limpias y vegetación seleccionada, invitan al recogimiento y a la contemplación.
Idea: combina diferentes alturas de plantas, juega con texturas y colores, e incluye detalles que marquen la diferencia: un banco bajo una higuera, unas macetas artesanales o un rincón con iluminación cálida para las noches de verano. Y si estás cerca de la costa, deja que la brisa marina forme parte del paisaje.
Terrazas y patios que se disfrutan todo el día
Las terrazas y patios tienen un potencial increíble. Son lugares que se transforman con las horas: desayunos largos, tardes de lectura con vistas al mar o cenas improvisadas entre amigos. El secreto está en hacerlos versátiles y acogedores, sin prisas, sin excesos.
Idea: utiliza muebles cómodos y resistentes, como mesas de madera natural o fibras vegetales; añade plantas en altura y textiles suaves. Las telas de exterior, de buena calidad, te permitirán crear ambientes duraderos. No olvides una iluminación tenue para cuando el sol se esconda tras el horizonte marino.
Piscinas que se integran en el paisaje
En verano no hay placer más sencillo que un chapuzón en agua fresca. Pero si la piscina está pensada para integrarse con el entorno, la experiencia se transforma. Imagina nadar frente al mar en una piscina infinita en la costa mediterránea, o refrescarte en una pequeña alberca de piedra, escondida entre los pinares de la Sierra de Irta. Incluso las piscinas más modestas pueden convertirse en oasis si se diseñan con mimo.
Idea: combina el azul del agua con materiales naturales como piedra caliza o madera clara, añade vegetación autóctona que ofrezca sombra y color, y crea una zona tranquila donde relajarte entre baño y baño. Elige pavimentos antideslizantes como gres porcelánico rugoso, piedra arenisca o madera exterior. Y evita los tonos oscuros, que absorben demasiado calor.
Ese rincón especial
No necesitas un gran jardín para tener un refugio al aire libre. A veces, un rincón pequeño y bien pensado puede convertirse en un lugar muy especial. Una hamaca entre dos árboles, un banco de obra bajo una pérgola con jazmines, o simplemente una esquina soleada de la terraza, con cojines grandes y coloridos, rodeada de plantas aromáticas. Lo importante es que te regale calma y ganas de quedarte.
Idea: apuesta por telas suaves y frescas, velas, hierbas mediterráneas como tomillo o albahaca, y materiales nobles. Un rincón al sol, con vistas al mar o al cielo, puede ser todo lo que necesitas.
Inspiración viajera
A veces, las mejores ideas llegan de lugares que hemos visitado… o soñado. Este verano, déjate inspirar por espacios que combinan arquitectura, paisaje y Mediterráneo, y lo mejor: sin salir de España.
Binibèquer Vell (Menorca): un pequeño pueblo de casitas blancas junto al mar, que parece sacado de una postal.
La Alquería Blanca (Mallorca): arquitectura tradicional de marés y vegetación autóctona, con vistas a las calas más tranquilas del sur.
Las villas de Altea la Vella (Alicante): donde las casas encaladas y los jardines aterrazados se funden con el paisaje.
Peñíscola y su casco antiguo: un lugar mágico donde la piedra, el mar y la historia conviven en armonía.
El (Almería): casas cúbicas, caminos de tierra y calas escondidas que parecen no haber cambiado en siglos.
También puedes viajar sin moverte, dejándote llevar por los Jardines Majorelle en Marrakech, los patios cordobeses o espacios contemporáneos como Casa TO, en Oaxaca, donde brutalismo y naturaleza se abrazan. Y por supuesto, cualquier plaza mediterránea al atardecer: cuando el sol baja, y todo se llena de vida.
Y ahora sí, parar
Este verano, deja que tus espacios exteriores cuenten tu propia historia. No importa si es un gran jardín, una pequeña terraza o un balcón lleno de plantas: lo importante es que te inviten a disfrutarlos, con calma.
Es en esta estación cuando las puertas de nuestro estudio se cierran y dejamos de “producir” (algo difícil para mí, porque trabajar en mis proyectos es lo que más me gusta).
Hace poco leía a Teresa J. Cuevas y sus palabras me resonaban dentro. Espero que también lo hagan en ti, este verano. Feliz descanso.
“…En esta época mi cuerpo respira distinto, el alma se me afloja, y es cuando empiezo a mirar profundamente, cuando más me dejo impactar por lo pequeño y lo repetitivo. El verano me ordena por dentro sin decir nada. Me invita a detenerme, a absorber belleza cotidiana, a sentirme una niña. No es solo el sol, el mar, el azul. Es otra cosa…”
…Le leí a Albert Camus una vez: “En medio del invierno, aprendí por fin que había en mí un verano invencible.””
Gracias por seguir al otro lado,
Cristina